sábado, abril 23, 2005

La luna de Ryokan

¿El porqué del título del blog? Pues porque mis haikus favoritos suelen tener una característica en común: en ellos aparece la luna. Que por cierto, últimamente he notado una cosa...

siempre descubres
luna como colarte
en el haiku


haiku perfecto
por buscarle una tacha
falta la luna.

Pero bueno, a lo que iba. Ryokan y la luna...


RYOKAN (1758-1831)

Yamamoto Eizo nació en el pueblo de Izumozaki, provincia de Echigo, hijo de un comerciante, poeta, jefe del pueblo y responsable de un templo shinto.

A los 18 entra en el templo Zen Koshoji; tres años después conocerá al maestro Kokusen, de la secta Soto (Gran vehículo) y lo seguirá al templo de Entsuji, en Tamashima. Al ser ordenado sacerdote, su nombre budista pasó a ser Ryokan, tomado de las palabras que le escribió su maestro en su acreditación de sacerdote: "Ryo parece tonto, pero el camino es ancho (KAN)."

Recibió un pequeña casa cerca de Entsuji, llamada Kakuju-an. Se dice que no cortaba el bambú que brotaba entre las tablas del suelo porque le daba pena.

En 1791 muere su maestro y él abandona el templo, peregrinando por el país durante 10 años, hasta el suicidio de su padre en Kyoto. Se traslada allí para el funeral y después regresa a su pueblo natal.

Se instala en una ermita del monte Kugami, llamada Gogo-an (la ermita de las cinco medidas de arroz). Tiene 42 y permanecerá allí 20 años, viviendo de la mendicidad . Adopta como segundo nombre de monje el de Taigu "el gran loco" (la gente del poblado cercano lo conocían como "el monje loco").

Al final de su vida se instala en la residencia de su amigo Kimura Motoemon, conoce a Teishin-ni, una monja zen, también poeta, joven y guapa. Se enamorarán y se enviarán poemas de amor. Cuando se estaba muriendo, Teishin-ni acudió a él y estuvo a su lado hasta el último día.


En vida no publicó sus versos, sino que fue ella quien tras su muerte recogió su obra y la publicó.

Ryokan rezaba cada mañana, bajaba al pueblo, le daban alimentos, se entretenía jugando con los niños, conversando con gente común... Dicen de él que siempre estaba sonriente y que encontrarlo era "como si llegara la primavera en un oscuro día de invierno".

Sin templo ni discípulos, apenas tenía posesiones: túnica, escudilla, una manta, sus pinceles (era un gran calígrafo) ...

Una noche se durmió con una hermosa visión de la luna. Pero se despertó poco después por el frío: los ladrones habían entrado y se habían llevado todo lo que tenía. Pero comprobó, feliz, que...



nusubito ni
torinokosareshi
mado no tsuki

el ladrón
se dejó al marchar
la luna en la ventana

Otra versión de la historia cuentan que sorprendió al ladrón. "Tal vez hayas hecho un largo camino para visitarme y no debes irte con las manos vacías. Por favor, acepta mis ropas como un presente". El ladrón, desconcertado, tomo las ropas y se marchó corriendo. "Pobre hombre. Ojalá pudiera darle esta hermosa luna"

Y aún en otra versión que he leído, lo que le da al ladrón es un cojín. De todos modos lo importante es lo que el ladrón no pudo robar. El tesoro que el alma del viejo monje loco atesoraba, simbolizado en la luna.